jueves, 12 de mayo de 2016

Oxímoron: conservadora innovación del sector público

El objetivo de las empresas reside en ganar dinero, sin embargo la Administración nace como un instrumento del que se dota una colectividad para, bajo la correspondiente dirección política, retornar a dicha sociedad un valor público en forma de servicios, entorno jurídico o fomento de valores. Su razón de ser no viene afectada por cuestiones de mercado sino por la legitimidad que su actuación adquiere frente a los ciudadanos. En un escenario donde la innovación adquiere un papel destacado y los propios ciudadanos son parte del proceso (como emisores o receptores de innovaciones) sólo la capacidad que tenga la Administración en adaptarse a las transformaciones y generar soluciones que puedan atender las nuevas necesidades sociales servirá para reforzar su legitimidad ante los mismos.
Hablar pues de innovación en lo público implicaría hacerlo desde un cambio de paradigma que afectara realmente a la esencia de la actuación administrativa. Por ejemplo, la implantación real del concepto de “open government” (gobierno abierto) dando la oportunidad a los ciudadanos de ser los verdaderos protagonistas de la esfera pública permitiéndoles un diálogo útil con la Administración, coproducir o participar en la definición de su propio catálogo de servicios públicos.
La realidad, sin embargo, nos muestra que estamos aún lejos de poder hablar de una verdadera innovación en el ámbito público. La innovación demanda de un contexto que la propicie y la estimule, no presentando las organizaciones públicas las condiciones más adecuadas: la formalidad burocrática es la antítesis del caos informal característico del proceso innovador, cercena la iniciativa de los numerosos innovadores que se puedan encontrar en las filas del sector público y penaliza el riesgo.
Por ello, en lo público, acaba optándose por procesos de cambio más de tipo incremental, imperceptible y continuado en el tiempo. Este es el caso de los procesos de modernización, como fue la implantación de Administración electrónica consistente en la introducción de tecnología sin provocar demasiadas alteraciones en el funcionamiento de la maquinaria administrativa.
Pasar de modernizar a innovar en el sector público supone excelentes oportunidades en términos de legitimidad tanto de rendimiento como a nivel institucional ante la sociedad. Las herramientas existen en forma de avanzadas tecnologías. Se requiere coraje político, confianza en los trabajadores y trabajadoras públicos y superar los moldes tradicionales. La tarea es difícil como bien sabemos quienes trabajamos desde hace años en la Administración pública, pero imprescindible en el contexto actual si la Administración quiere incorporarse a la sociedad del conocimiento.
La innovación en el sector público no supone únicamente implementar algo nuevo, sino que también debe perseguir el logro de resultados de valor para la sociedad:
“Innovación en el sector público = Nuevas ideas que funcionan a la hora de crear valor público”
Así, cada innovación pública ha de tener como objetivo abordar un reto de política pública y una innovación pública exitosa es aquella que logra el resultado deseado.

“Un oxímoron (del griego ὀξύμωρον) es una figura retórica en la que aparece una contradicción, combinándose dos palabras o expresiones de significado opuesto y que dan lugar a un sentido nuevo”

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